Practicamente he tenido un control de videojuego en mis manos desde que nací. Es mi pasatiempo favorito, me encanta leer sobre juegos, la industria y recientemente, la teoría detrás del entretenimiento digital (así como juegos de mesa y juegos tradicionales). No necesito justificar mi gusto con alguien, pero al menos 1800 personas creen que deben hacerlo con Roger Ebert.
Quizá uno de los críticos de cine más importantes, Ebert es respetado en el medio por sus análisis de calidad así como sus opiniones controversiales. Hace poco escribió nuevamente sobre como los videojuegos jamás podrán ser arte, debatiendo unilateralmente algunos puntos (algunos fuera de contexto) de una persona que trabaja en la industria, Kellee Santiago. Ella dio una plática hace unas semanas sobre cómo los videojuegos ya son un arte y Ebert la refuto en su blog.
No voy a criticarlo ni decir que es un idiota (no lo es), como (desafortunadamente) muchos gamers lo hicieron en su blog. Ebert tiene todo su derecho a su opinión. La mía es que tiene razón en varias cosas. Los juegos son principalmente entretenimiento, un negocio de billones de dolares cuyo éxito es medido en ventas y no en criticas positivas. Muchos juegos con méritos artísticos venden muy poco, mientras que Modern Warfare 2 y muchos otros shooters dominan las listas de ventas.
Para mi, existen muchos juegos hermosos. Algunos contienen momentos tensos, tristes otros alegres e inspiradores. Algún día esos momentos van a madurar lo suficiente como para ser relevantes para todo tipo de personas; muchos creadores de juegos independientes luchan por hacer esto, antes de ganar dinero o fama. Por mientras, hay mucho terreno que recorrer para ser considerados arte. Un buen lugar en donde podemos comenzar es la madurez de nuestros comentarios en este debate. Así es, Sr. Ebert. Quizá no sea tan bien-leído como usted, pero yo no insultare a quienes no estén de acuerdo conmigo. Yo por mientras disfrutaré de mis juegos.
